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Matilde Montoya Lafragua Primera médica mexicana


Matilde Montoya vino al mundo el 14 de marzo de 1857 en la Ciudad de México. A los 14 años, se sometió con éxito al examen de partera en Cuernavaca, donde se estableció después de completar un año de estudios en la Nacional de Medicina. Abandonó esta institución debido al fallecimiento de su padre y a la falta de recursos económicos.


Desarrolló su práctica en obstetricia en Morelos hasta mayo de 1872, momento en el que retornó a la Ciudad de México para realizar su práctica en la Casa de Maternidad de la Nacional de Medicina. En dicha escuela, la participación femenina no era bien vista y se les excluía de ciertas asignaturas. A Matilde Montoya le negaban el permiso, especialmente para las disecciones, debido a los prejuicios y la visión conservadora sobre el rol de las mujeres en la época. La calificaban de "carecer de pudor" porque consideraban inapropiado que una mujer participara en disecciones de cadáveres, desnuda y junto a profesores y compañeros. En ese período, resultaba inadmisible que las mujeres cursaran carreras liberales como derecho o medicina. A pesar de ello, Montoya luchó con determinación contra estas tradiciones y prejuicios prevalentes.


El 24 de agosto de 1887, Matilde Montoya hizo historia al convertirse en la primera médica de México al presentar con éxito su examen profesional en la Escuela Nacional de Medicina. Este acontecimiento tuvo lugar frente a profesionales de la medicina, periodistas e incluso el presidente de la República, Porfirio Díaz. [3] La sociedad de la época reaccionó de manera diversa: algunos reconocieron y elogiaron su labor, viéndola como el inicio de un cambio en el papel de la mujer en la sociedad. Sin embargo, otros cuestionaron la validez de sus esfuerzos, argumentando que no era natural para una mujer dedicarse a una profesión supuestamente ajena a su género.


Matilde Montoya Lafragua falleció el 26 de enero de 1938 a los 79 años. A diferencia de su época, hoy en día muchas mujeres tienen la libertad de elegir y seguir carreras tanto en medicina como en diversas profesiones. No obstante, es crucial destacar que, incluso en la actualidad, millones de mujeres experimentan diversas formas de discriminación y violencia basadas en su género, incluyendo la falta de autonomía y derechos reproductivos. A pesar de que la discriminación por motivos de sexo o género esté prohibida en la mayoría de los tratados internacionales de derechos humanos, aún no se ha logrado la plena consolidación del principio de "derechos iguales para hombres y mujeres". La protección y promoción de los derechos humanos de las mujeres se considera responsabilidad de todos los Estados, según lo establece la Carta de las Naciones Unidas. Para asegurar de manera efectiva los derechos humanos de las mujeres, es necesario, en primer lugar, comprender a fondo las estructuras sociales y las relaciones de poder que condicionan no solo las leyes y políticas, sino también la economía, la dinámica social y la vida familiar y comunitaria.

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